No eres una mala persona por las formas en que trataste de matar tu tristeza
el amor y la culpa
Hace ya bastante tiempo leí esta frase que se quedó grabada en mi cabeza desde entonces: “no eres una mala persona por las formas en que trataste de matar tu tristeza”.
Pero, ¿y si tratando de matar nuestra tristeza lastimamos a alguien más?
Inmediatamente pensé en él.
Estuve de novia con L. un tiempo, que pareció eterno por la intensidad con que vivimos aquellos meses. Teníamos una relación que empezó y terminó de la misma manera: yo siendo la segunda opción. Al principio fue porque él seguía en contacto con su ex mientras empezó a salir conmigo, y no sabía bien lo que quería. Al final fue porque al mes de separarnos se puso de novio con otra chica, pero seguía hablándome y diciéndome que me amaba. ¿Qué de todo aquello fue real? No sabría decir.
La manera en que terminamos dejó en mí daños muy profundos, irreparables, no creo que alguna vez pueda reponerme de eso. ¿Por qué? Porque a veces los golpes que más cuestan sanar son los que no nos esperábamos, o peor, los que vienen de quienes nunca creímos capaces de golpearnos.
El otro día estaba en TikTok y me apareció un edit de “El Gran Showman” con la canción “Burn” de Hamilton de fondo. Nunca vi Hamilton, aunque conozco por arriba la historia de Eliza y Alexander. Pero sí vi El Gran Showman —ALERTA SPOILER—, y nunca pude entender por qué si P.T (el protagonista) amaba a Charity, igual le fue infiel con Jenny Lind. A pesar de todo lo que Charity había hecho por él, abandonado su vida para seguir juntos un sueño que no le pertenecía —btw hermosa película, recomiendo al 100%—.
Entonces surgió en mí la pregunta: ¿Y si me ama, pero me es infiel igual?
Es un miedo real, y creo que muchas lo sentimos. Porque ya no alcanza con que alguien diga “te amo”.
Amar no garantiza el respeto.
Amar no implica compromiso.
Amar, hoy en día, parece no ser suficiente.
Soy consciente de que el amor no puede salvarlo todo. Y ese es uno de mis más grandes miedos. Que me ame, pero que no alcance. Y siempre entran las mismas típicas excusas que detesto como: “fue un desliz”, “necesitaba sexo y vos no estabas”, “no significó nada para mí” y bla bla bla que siempre veo en las películas y series. Sucede en Daisy Jones & The Six, en Sex and The City, en Normal People, en Un Completo Desconocido (la biopic de Bob Dylan). Y siempre está esa frase horrible que escuché mil veces —no sé si será una frase argentina o en los demás países también la usan—: “de los cuernos y de la muerte nadie se salva”. La detesto.
Creo que nunca voy a poder entenderlo del todo, pero quizás es algo mío, yo siempre pienso y digo que antes de ser infiel, prefiero separarme. Pero parece que hay algo que atrae más allá del amor, y es lo prohibido. Siempre queremos lo que no podemos tener. Siempre la tentación está ahí, al alcance de la mano. Pero si realmente amamos a alguien ¿Por qué no podemos comprometernos del todo? ¿Por qué cada vez la gente sabe menos esperar y respetar los tiempos ajenos? Supongo que en la sociedad de lo inmediato y lo efímero unos minutos de placer valen más que años de construcción de confianza y amor. Pero no pienso conformarme con esa idea. El amor no puede ser eso.
Para mí —y no es por hacerme la superada ni la que la tengo re clara— nada es más importante en una relación que la fidelidad. Porque va más allá de resistirse al deseo de poseer lo ajeno. Va por el respeto que se tiene a quien nos acompaña en el camino. La infidelidad en una pareja más que una falta hacia el otro es una falta hacia uno mismo, porque esa culpa no te la quita nada.
Podés justificarte con mil excusas: que fue un momento de debilidad, que estabas confundido, que ya no te sentías querido. Pero al final del día, cuando te enfrentás a vos mismo en silencio, sabés que cruzaste una línea. Y esa línea no la pusiste por el otro: la pusiste vos. Porque amar no es solo estar, es elegir todos los días no romper eso que se construyó con confianza.
La infidelidad no es un accidente. Es una decisión. Y esa decisión, por más breve que sea, deja huellas. En el otro, sí. Pero sobre todo en vos. En tu forma de mirarte al espejo. En cómo se siente tu nombre dentro de tu propia conciencia.
“While you were out building other worlds, where was I?
Where's that man who'd throw blankets over my barbed wire?
I made you my temple, my mural, my sky
Now I'm begging for footnotes in the story of your life”- Taylor Swift, tolerate it.
Voy a contarles una pequeña historia personal. Con L. nos conocimos en la facultad, cursamos una materia juntos y así empezó todo. Tiempo después, yo —tan celosa como soy— le confesé que una de las chicas de su grupo de amigos me generaba inseguridad. No quería que dejara de verla, solo necesitaba que supiera cómo me hacía sentir esa situación.
Al mes de separarnos, se puso de novio con ella.
No sé si alguien podrá entender cómo me sentí en ese momento. No sólo era el hecho de que hubiera seguido adelante tan rápido sino también con quién. Sentí que se me rompía el corazón. Que se me hacía añicos. Obviamente ella no tenía la culpa, y él tampoco.
La verdad no sé si eso cuenta como infidelidad, porque ya no estábamos en una relación. Pero yo lo viví como una. Porque se había roto esa confianza de contarnos todo. Habíamos jurado ser sinceros con el otro si decidíamos seguir adelante, si conocíamos a alguien más. Para no hacernos daño. Pero él nunca lo mencionó. Quizás por eso también lo sentí como una infidelidad, por la mentira. Por sentirme traicionada —de hecho, escuché “Traitor” de Olivia Rodrigo como por dos meses seguidos después de eso—.
No eres una mala persona por las formas en que trataste de matar tu tristeza.
Por mucho tiempo siguió buscándome, aún estando de novio con ella, pidiéndome perdón, diciéndome que todavía me amaba.
Pero —aunque yo jamás hubiera tomado las decisiones que él tomó— nunca voy a poder culparlo por lo que hizo, porque hoy entiendo que cada uno vive su dolor como puede, y que él hizo lo que pudo con el suyo. Y yo también elegí cómo transitar el mío. ¿Me dolió? Horrores. Pero entendí que no podía hacer nada para cambiarlo, después de todo, hizo lo que pudo con las herramientas que tenía. Tomó su dolor y trató de transitarlo como podía. No es una mala persona.
¿Y si me ama, pero me es infiel igual?
Mi respuesta, hoy, es esta: entonces no es el tipo de amor que quiero para mí. Porque amar no debería doler así. Porque si me ama, pero no puede cuidarme, elegirnos, respetar lo que construimos… entonces ese amor no es suficiente para mí.
Y entonces me doy cuenta de algo que duele aceptar: el amor no siempre es sinónimo de cuidado. Nos enseñaron que si alguien te ama, te cuida. Que si alguien te ama, no te lastima. Pero la vida real no siempre sigue esa lógica. A veces te aman desde su herida, desde su caos, desde su carencia. Y te arrastran con ellos, sin quererlo. A veces te aman mal.
Y yo no quiero un amor a medias. No quiero ser la opción intermedia entre lo que tiene y lo que desea. No quiero seguir justificando las ausencias, los silencios, las traiciones con frases como “igual te ama”.
Y lo más difícil es reconocer que aunque me haya amado, no me eligió. No me priorizó. No me cuidó. Porque hay amores que son verdaderos pero no sanos. Amores que sienten mucho pero hacen poco. Amores que prometen todo pero cumplen nada.
Pensé muchas veces si hice algo mal. Si fue mi culpa. Si hubo algo en mí que no alcanzó. Pero ya no quiero seguir cargando con esas preguntas. Ya no quiero ser la que se rompe tratando de entender por qué no fue suficiente. La que se culpa por haber amado de más.
Por eso esa frase se me quedó grabada: “no eres una mala persona por las formas en que trataste de matar tu tristeza”, porque en el fondo sé que muchas veces elegí quedarme, aun sabiendo que me dolía, solo porque era más fácil eso que aceptar el vacío. A veces preferí el dolor conocido antes que la soledad incierta. Yo también hice lo que pude. Tuve que improvisar con lo que tenía a mano.
Pero hoy, aunque aún me duela, aunque algunas heridas sigan abiertas, estoy aprendiendo a perdonarme por eso. A perdonarme por haber(me) amado como supe. A perdonarme por haber esperado que me eligieran.
Porque a veces, perdonar también es entender que no todo lo que nos duele fue con intención de dañarnos. Y que sanar no es olvidar, sino aprender a mirarnos con más ternura.
Les dejo este temón para terminar la idea:
Con cariño, Reni.
Me encantaría leerlos, para ustedes ¿qué cosas cuentan como infidelidad? ¿alguna vez se sintieron traicionados aunque no fuera una infidelidad como tal? ¿qué opinan de estos temas? 💌
¡GRACIAS por llegar hasta acá! Si sentís que mis palabras resonaron con vos, te invito a suscribirte para no perderte lo que viene. También podés dejar un comentario o compartir: así ayudás a que mis palabras lleguen a las personas correctas 🫂 ✨ 💌
Para mi la infidelidad es cualquier cosa que trasgreda los limites que haya puesto la pareja. Y esos limites pueden ir mutando. Pero bueno en la practica no es todo tan sencillo. Lamento mucho esa situación con L, suena fea fea
Creo que necesitaba leer esto porque entiendo el sentimiento!
A las 2 semanas de terminar con mi ex pareja después de un año juntos, ya estaba quedando con alguien más y semanas después me enteré que se vio con una chica que igual me causó inseguridad porque la buscaba.
Me dolió mucho, pero yo jamás hice lo mismo que el, por mucho tiempo dudas que fue real en la relación y que no.
Pero ahora puedo entender que hizo lo que pudo con su dolor, suponiendo en el mejor de los casos, que fui importante para él.